¿Debería un psicólogo o una psicóloga formar parte del staff?
Una vez formulada la pregunta, mi objetivo con este post no es el de dar una respuesta, sino que prefiero que deis vuestra opinión después de leerlo. El número de profesionales que forman o pueden formar un staff es variable, depende de varios factores, como por ejemplo si se trata de deporte amateur o profesional, el tipo de deporte o los objetivos del club, entre otros. Dada esta variabilidad, me centraré solo en un/a integrante del staff, el o la líder del equipo: el entrenador o la entrenadora.
A lo largo de mi vida profesional, incluso desde antes (durante mi formación), he podido escuchar varias veces que muchos/as entrenadores/as son un hándicap a la incorporación del/ de la profesional de la psicología en el staff. Esto se debe a que tienen miedo de que el/la psicólogo/a les quite su rol, esté por encima de ellos/as o les diga cómo tienen que hacer su trabajo. Bajo mi punto de vista, esto ocurre por desinformación, y de aquí me surge la idea de escribir sobre ello.
¿Cómo debería ser la relación entre entrenador/a y psicólogo/a?
Entrenador/a y psicólogo/a son dos profesionales distintos, con funciones diferentes que deberían compartir sus conocimientos en beneficio del equipo (cuerpo técnico y deportistas), una relación de cooperación, de simbiosis entre ambos con el fin de aportar todos los conocimientos y beneficios de ambos por y para el equipo. El/la profesional de la psicología no debe quitar la función a nadie ni decir al/ a la entrenador/a cómo tiene que hacer su trabajo, tampoco quitarle el liderazgo, simplemente está para ayudar a nivel individual y a nivel grupal, con los/las deportistas y cuerpo técnico. Pretende aportar las herramientas y estrategias necesarias y adecuadas para la mejora de todos los y las integrantes del equipo y para la mejora individual de cada uno/a de ellos/as.
En este caso podríamos utilizar la palabra multidisciplinar o integral para definir cómo debería ser la relación entre ambos y entre todos los profesionales. La relación entre entrenador/a y psicólogo/a es muy importante, tanto, que cuando se trabaja con deportistas muy jóvenes un porcentaje muy elevado del trabajo psicológico se debería realizar a través del entrenador o entrenadora. Ambas partes deben trabajar conjuntamente y como equipo (en todos las edades y niveles, no solo con los jóvenes) y con una comunicación fluida y constante.
La desinformación y el desconocimiento acerca de la figura del psicólogo y la psicóloga del deporte hace que existan dudas como la que hemos planteado anteriormente (es decir, cuál debería ser la relación entrenador/a-psicólogo/a). Esta duda no surge, o bien ocurre con mucho menos frecuencia con los otros profesionales del staff. Pocas personas se preguntan cómo debe ser la relación entre el/la médico/a, el/ la fisioterapeuta, el/la preparador/a físico/a, el/la nutricionista, con el entrenador o entrenadora. En cambio, con el/la psicólogo/a sí que existen este tipo de cuestiones y/o debates.
Conocer las funciones de ambos profesionales es importante para entender como se puede trabajar de forma conjunta.
Las funciones de un/a entrenador/a son mucho más conocidas, aunque sean solo las principales. El/la entrenador/a es el/la responsable de la parte técnico-táctica de los deportistas (deporte individual o de equipo). Es el/la máximo/a líder del equipo, al/a la que se le otorga más responsabilidad, el/la que planifica y prepara los entrenamientos. Evidentemente, no ocurre lo mismo con las funciones del/ de la psicólogo/a.
¿Cómo puede ayudar o beneficiar el/la psicólogo/a al entrenador o entrenadora?
Una de las funciones que más benefician tanto al/la entrenador/a como al equipo es la observación. Esta es de vital importancia para el trabajo psicológico. Estar presente nos permite observar qué ocurre y hacer un buen análisis conductual. Además, podemos ver a todos los miembros del equipo en acción, no solo los/las deportistas. Podemos ver cómo actúa el/la entrenador/a en cada situación, cómo comunica, cómo corrige, cómo refuerza, etc. Puedo decir lo mismo de todos los miembros del equipo (segundo entrenador/a, delegado/a, preparador/a físico/a, medico/a, fisioterapeuta, nutricionista, etc.). Con toda esta información, formar a estos profesionales para que sus comportamientos sean más beneficiosos y productivos para el equipo.
A todo esto, hay que sumarle que podemos observar aspectos, situaciones, relaciones, etc., que el/la entrenador/a no ha observado, ya sea porque está muy centrado en sus tareas y correcciones técnico-tácticas o simplemente por desconocimiento.
Que los/las deportistas adquieran ciertas conductas de forma más eficiente y eliminar o modificar ciertos patrones conductuales también corresponde al psicólogo o a la psicóloga. Muchas veces el entrenador o entrenadora no entiende por qué a los deportistas les cuesta tanto aprender ciertos gestos técnicos o algunos conceptos tácticos, por qué entrenan de una forma y compiten de otra o por qué se estancan. En todas estas situaciones un/a psicólogo/a del deporte tienen mucho por aportar.
Planificar la carga psicológica a lo largo de los mesociclos y macrociclos es un factor primordial para el rendimiento del equipo, en este caso también se debe de trabajar conjuntamente con el entrenador o la entrenadora. Además, también es importante planificar y preparar sesiones de entrenamiento donde se trabajen, se pongan en práctica y se mejoren las habilidades psicológicas.
Siguiendo con las cargas psicológicas y el trabajo psicológico en los entrenamientos, es importante trabajar con las variables que pueden generar algún cambio conductual a los y las deportistas, tenerlo presente y trabajarlo para que se produzca una habituación. Esto ayudará a que el rendimiento no se vea mermado en tales situaciones.
También se trabaja para mejorar la cohesión del equipo, tanto la cohesión social como la cohesión a la tarea. Ayudar a crear una identidad de equipo.
Si individualizamos más estas funciones podemos trabajar directamente con el/la entrenador/a para que aprenda a gestionar ciertas situaciones, como por ejemplo, una mala decisión arbitral, un mal partido, emociones propias que vive durante el partido, estar centrado en las cosas relevantes, emociones propias que vive por el mero hecho de ser el máximo responsable de un equipo, etc. En definitiva, dotarlos de herramientas y estrategias para hacer frente a diferentes situaciones personales y de equipo.
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