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La autoexigencia y el perfeccionismo: beneficios y perjuicios

Actualizado: 6 oct 2023

Nunca pares, nunca te conformes, hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor excelente. Esta frase tiene como trasfondo dos conceptos psicológicos muy habituales, especialmente en el mundo del deporte, pero no exclusivos de este: la autoexigencia y el perfeccionismo. ¿Qué piensas sobre estas dos características? ¿Nos ayudan o nos perjudican? Antes de seguir leyendo me gustaría que pensaras si te identificas con estos conceptos y cómo afectan a tu día a día. Si no te identificas con ellos busca a alguna persona cercana a ti que cumpla con estas características y mira cómo le afecta.


En el mundo del deporte es muy habitual ver a deportistas que cumplen tienen esos conceptos de autoexigencia y perfeccionismo. El por qué el deporte los fomenta es porque este ámbito es muy competitivo y muy duro, donde un gran número de personas lucha por los mismos objetivos y no es nada fácil conseguirlos.


Estos objetivos pueden ser:

- Llegar a ser profesional.

- Ser el mejor del mundo.

- Ganar una medalla olímpica.

- Ganar alguna competición importante.

- Lograr ser titular (en los deportes de equipo).

- Y un largo etcétera.


En este post voy a hablar sobre ambos conceptos para intentar ver si nos ayudan o nos perjudican y cómo podemos hacer para que nos ayuden.


Empezaré por el perfeccionismo. Buscar el perfeccionismo suele generar más consecuencias negativas que positivas, poniendo en jaque muchas habilidades psicológicas como puede ser la frustración, la motivación, la autoconfianza, la autoeficacia, la autoestima, entre muchas otras.


Hay que pensar que la perfección no existe, y no existe por varias razones, una de ellas es porque el error forma parte del juego, sí o sí vamos a cometer algún tipo de error (este puede ser más o menos visible, grande, importante). Si entendemos esto ya vemos que no es posible jugar perfecto. Además, por muy bien que ejecutemos un gesto técnico o un partido, incluso aunque sea casi perfecto, nunca será suficiente, porqué siempre habrá algún aspecto que mejorar. Es decir, la búsqueda de la perfección es como buscar de acabar de contar números, cuando ya sabemos que existe el infinito (es decir, puedes contar hasta que te hartes, que los números no acaban).


Además, todo esto nos nubla la vista y solo vemos lo que hacemos mal, no valoramos todas las cosas que hemos hecho bien durante la competición. El perfeccionismo tiene más efectos negativos que positivos. ¿Es importante trabajar para mejorar constantemente? Evidentemente, pero con las ideas y los objetivos muy claros y sobretodo valorando las cosas que se hacen bien. Trabajar para mejorar sí, trabajar para ser perfecto no.


Por otro lado, hablaré ahora de la autoexigencia, otro concepto muy común y que genera muchas dudas a la hora de hablar de beneficios o inconvenientes.


Podemos asociar la autoexigencia a la búsqueda constante de lo mejor, a querer siempre más y mejor, el problema viene cuando nos olvidamos de los límites.


La autoexigencia puede aportar ciertos beneficios a las personas, como por ejemplo las ganas de seguir trabajando para mejorar y luchar por sus objetivos. El problema surge cuando la autoexigencia controla a la persona en lugar de la persona controlar la autoexigencia, es decir, hay que saber dónde están los limites, hasta dónde puedo llegar, entender que no siempre querer es poder (podría hablar mucho, pero resumiendo, no podemos controlar cosas que no dependen de uno mismo).


Una vez más, la autoexigencia está relacionada con otros conceptos psicológicos como los que he comentando anteriormente hablando del perfeccionismo. La ansiedad es otra emoción presente en el día a día de las personas que conviven con estas dos características, ya que su cuerpo está constantemente en alerta buscando esta perfección y exigiéndose más. Además, aumenta la probabilidad de lesión, no solo por el estrés generado día a día, sino porque al no saber dónde están los limites no sabemos cuándo parar para dar un respiro al cuerpo y la mente.


Una perfección y autoexigencia mal gestionados y mal entendidos generan un malestar muy grande a la persona que convive con ellos. Es muy importante entender qué cosas podemos hacer, cómo hacerlas, hasta dónde podemos llegar y dejarnos de frases hechas que hacen más daño que bien.

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